El fomento de los criterios ESG es prioritario en el sector inmobiliario. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (la ONU), el sector inmobiliario concentra el 40% de las emisiones de CO2 y de consumo energético mundiales. Un dato crítico que, para contextualizar en el caso de España, viene acompañado por una rehabilitación del 1% del parque inmobiliario anual.
En el artículo de hoy te explicamos cómo el sector inmobiliario prioriza la sostenibilidad y la reducción de emisiones. ¡Sigue leyendo!
La sostenibilidad y las cero emisiones en el centro del real estate
La Conferencia de París (Cop21) de 2015 supuso un punto y aparte para las políticas de sostenibilidad de la Unión Europea, que adquirieron el compromiso de ser climáticamente neutros en el año 2050. El segundo punto de inflexión vino precedido por la pandemia de la Covid-19, que sirvió para poner en marcha planes de estímulo económico de los que se esperan más de 140.000 millones de euros en fondos Next Generation para España. De estos fondos, está previsto que el Gobierno destine unos 7.000 millones de euros a la rehabilitación de activos inmobiliarios.
La inclusión de los ESG (Environmental, Social and Governance en sus siglas en inglés) es crucial para el futuro sostenible no sólo del sector, sino también del planeta. En este contexto, Mimeisa tiene el firme compromiso de situar los ESG en el centro de su estrategia inmobiliaria para trabajar activamente en la suma de soluciones innovadoras. Esta estrategia sigue un doble objetivo para conseguir tanto un impacto positivo medioambiental como generar bienestar tanto en las personas como en las comunidades alrededor de los activos inmobiliarios.
El plan de acción de la compañía sigue la consecución del NET ZERO de su actividad a través de tres ejes de actuación: el eje medioambiental para la gestión de activos que cumplan los requisitos de reducción de huella de carbono; el eje del bienestar de las personas a través de la creación de espacios que generen un valor añadido en aspectos como la accesibilidad, la digitalización o la eficiencia energética; y por último la generación de una política de gobernanza a través de la formación y el desarrollo profesional de los equipos de trabajo.
El camino para el sector inmobiliario será de largo recorrido. Además del lento ritmo de rehabilitación, se estima que más del 80% del parque inmobiliario español cuenta con la peor calificación energética. Es decir, que ocho de cada diez edificios consumen más recursos de los necesarios para el bienestar mínimo del usuario.
